Vivienda en La Pagoda

La vivienda se encuentra en el distrito de la ciudad de València Pla del Real, en un enclave privilegiado, rodeados al sur por el antiguo cauce del río, hoy en día convertido en los Jardines del Turia, y al oeste por los jardines de Monforte y los Jardines del Real o Viveros.

Concretamente se ubica, nada más y nada menos, que en La Pagoda, edificio reconocido en la ciudad por su historia y arquitectura. Inspirado en la arquitectura tradicional japonesa, fue construido por los arquitectos Antonio Escario, José Vives y José Antonio Vidala a finales de los años 60, sobre las ruinas del Palacio de Ripalda, convirtiéndose en un icono de la ciudad de València.

La vivienda es un inmueble de grandes dimensiones, 270 m2 aproximadamente. En su origen partía de una planta de distribución muy compartimentada con muchísimas estancias. Es por ello que el proyecto plantea diseñar una vivienda menos compleja en planta, donde las diferentes estancias rotan en torno a las visuales que ofrece de la ciudad de Valencia.

Adentrándonos ya en el proyecto, podemos decir que el leitmotiv gira en torno a unas correderas móviles de madera que confieren permeabilidad y transparencia entre los distintos espacios de la zona diurna. Convirtiéndose en el elemento visual protagonista del proyecto.

El acceso a la vivienda se produce a través de un vestíbulo acotado mediante dichas correderas, permitiendo cambiar la relación del vestíbulo con el resto de los espacios según la necesidad o intención del habitante.

A su vez, estos paneles cambian su posición según se requiera de mayor o menor intimidad entre el salón, comedor y cocina; pudiendo disponerlas con distintos grados de apertura, con la posibilidad de quedarse completamente abiertas o parcialmente abiertas.

El salón, situado al sur, recibe luz directa gran parte del día; por lo que las correderas permiten que desde la cocina se aprecie el salón de forma continua, ya que se encuentra siempre iluminado. Por contra, la cocina no recibe luz directa y permanece con menor intensidad lumínica que el salón. Esto permite que cuando las correderas estén cerradas, la cocina se oculte tras ellas, dándole un efecto de privacidad.

La madera de roble es el material unificador del proyecto, no sólo en las correderas, sino también en el pavimento de la casa (exceptuando zonas húmedas) y en el mobiliario de almacenaje del vestíbulo, comedor y parte de la cocina, otorgándole calidez y serenidad a estos ambientes.

En madera de roble se conforma también el mobiliario que sirve de bisagra entre la cocina y el salón. Mobiliario que separa pero a la vez integra los distintos ambientes creados y que además, permite mantener las vistas hacia el exterior de la vivienda desde la cocina.

La carpintería exterior de aluminio, color antracita, queda embebida a la cota de la terraza y permite disfrutar de un salón amplio, ventilado e iluminado a través de sus amplias terrazas.

La zona de noche, situada al sur-oeste de la casa, queda separada de este gran espacio diurno que conforma en salón, comedor y cocina. Su distribuidor contará con amplias zonas de almacenamiento y nos distribuirá las estancias en 4 habitaciones y 3 baños. La carpintería interior de la vivienda, puertas y armarios, trata de pasar desapercibida, descartando los tapajuntas y disponiéndose hasta el falso techo.

Los baños estarán conformados por piezas porcelánicas de gran formato, siendo el resto de elementos que conforman el espacio blancos, resultando baños que transmiten una gran serenidad. En el baño principal separamos la ducha del lavabo, y a su vez, el lavabo de la zona más íntima del inodoro y bidet, dando privacidad a cada uno de estos espacios.

La luz nocturna artificial del salón busca potenciar las ideas principales del proyecto. Se trata de una luz que se proyecta de forma directa sobre el plano del suelo con luminarias técnicas que esconden el foco de luz, consiguiendo con ellas que no aparezca un halo molesto de iluminación a su alrededor, sino que el plano del techo pase desapercibido y los destellos no interfieren en las visuales. La sensación obtenida es muy placentera y homogénea, pone en valor la calidez de la madera que compone gran parte del proyecto y permite que las correderas proyecten las mismas sombras que proyectan con la luz natural del día.

En resumen, el diseño de la vivienda se ha simplificado y unificado respecto a la distribución original de espacios compartimentados, resultando un proyecto donde la permeabilidad, sencillez y fluidez es el eje vertebrador de su discurso.